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martes, 27 de diciembre de 2011

Estrella de David o Sello de Salomón





"Ponme como un sello sobre tu corazón"
(El Cantar de los Cantares de Salomón, 8,6)
El rey Salomón, hijo del rey David, hizo de Jerusalén la ciudad de la justicia y de la paz. Su nombre refleja el nombre original de la ciudad, Salem. Se dice que a Salomón le fueron otorgados sabiduría y conocimiento, lo que normalmente significa un buen gobierno, la facultad de distinguir moralmente entre el bien y el mal, y una comprensión total del universo. “He aquí que he hecho conforme a tu palabra, dándote un corazón sabio y comprensivo de modo que nadie hubo como tú antes que tú, ni habrá otro como tú después de ti”(Reyes I, 3:12).

La leyenda del maravilloso sello anular que Salomón recibió del cielo es común al judaísmo, al cristianismo, al Islam e incluso al hinduismo. El Sello de Salomón, que tiene su base en el suelo y cuyo ápice llega al cielo, simboliza la armonía de los elementos opuestos, además, refleja el orden cósmico, los cielos, el movimiento de las estrellas en sus esferas propias, y el flujo perpetuo que se establece entre el cielo y la tierra, entre los elementos aire y fuego. El Sello, por lo tanto, simboliza la sabiduría sobrehumana y el gobierno por gracia divina.
En 1536, el sultán Solimán el Magnífico ordenó efectuar amplios trabajos de remodelación en el Monte del Templo y convirtió en mezquita la iglesia que se había construido en el Monte Sión en tiempos de la conquista de los cruzados. Al erigir la mezquita, Solimán creía que así establecía un vínculo con Salomón así como con el Mesías de la dinastía davídica que, según los cristianos, es Jesús. En las murallas que construyó en torno a Jerusalén, hay piedras decoradas con dos triángulos entrelazados, es decir, Estrellas de David que entre los musulmanes se conocen con el nombre de Khatam Suleimán y, entre los judíos, como Jatam Shlomó, el Sello del rey Salomón. Su función era proteger la ciudad. El símbolo del hexagrama o figura en forma de estrella formada por dos triángulos, tiene múltiples connotaciones, sobre todo cuando está inscrito en un círculo; en muchas partes del mundo se le han atribuido poderes sobrenaturales desde épocas antiguas. Aparte de las asociaciones nacionalistas judías que se le adjudicaron en los últimos siglos, el elemento abstracto de la figura (que está conectado con las estrellas celestiales) y su integridad geométrica, hacen de él un símbolo universal. Junto con la estrella de cinco puntas o pentagrama, que es de origen mucho más antiguo, el hexagrama representa el desarrollo de las matemáticas y la geometría por parte de los griegos y sus sucesores en toda la zona mediterránea.
Por medio de la geometría, en la que Pitágoras y sus seguidores veían un simbolismo cósmico, el hexagrama y el pentagrama se convirtieron en expresión del cielo y su reflejo en la tierra, de lo divino y su reflejo en la creación, así como de la conexión entre el cielo y la tierra, el macrocosmos y el microcosmos, el espíritu y la materia.
La civilización islámica constituyó una vibrante encrucijada de culturas por cuyo intermedio los logros del mundo antiguo pasaron a la Europa moderna; por ella se transmitió información de Oriente a Occidente y viceversa, y en su seno convivieron diferentes grupos étnicos con idiomas y religiones distintos que contribuyeron al avance de la cultura.
El Sello de Salomón combina la fuerza y la belleza, el simbolismo y la cualidad ilustrativa; todo ello en una figura geométrica, el motivo característico más importante del arte islámico. El amor del artista musulmán por la geometría, permite expresar la verdadera esencia del Sello de Salomón como símbolo de conexión entre ambos mundos; en este contexto, simboliza la relación que hay entre la ciencia, la belleza y la metafísica, con elementos de medicina y magia, astronomía y astrología, el arte del regadío y su influencia en el jardín, y la conexión simbólica entre los jardines de recreo y el Jardín del Edén, entre el cielo y las cúpulas arquitectónicas y entre la cosmología tradicional y su nexo con la religión.
Hoy en día, al hexagrama es conocido con el nombre de Estrella de David y considerado un símbolo definido del judaísmo; el término se utiliza incluso en los países islámicos. Hay cierta confusión en torno a sus orígenes, nombre y asociaciones. En Europa, al pentagrama se lo conoce normalmente como Sello de Salomón, mientras que al hexagrama se le llama Estrella de David; muchas veces, se da por supuesto que siempre fue así. Sin embargo, hay evidencias de una evolución gradual del hexagrama de símbolo cosmológico romano a símbolo religioso y mágico no ligado a una religión o a un pueblo específico. La investigación parece probar que ambos motivos fueron utilizados por religiones diferentes y que el significado más claro del hexagrama se encuentra asociado con técnicas mágicas para protegerse de las fuerzas del mal. El profesor Gershom Scholem, notable estudioso de la Cábala (escritos místicos judíos), estudió la función protectora del hexagrama y su entrada en las tradiciones judía e islámica. En una serie de artículos sobre la Estrella de David y su historia, Scholem mantuvo lo siguiente:
En primer lugar, el hexagrama es un símbolo universal cuyas asociaciones judías se desarrollaron gradualmente. Empezó siendo un símbolo de la comunidad judía en Praga, probablemente en el siglo XIV, aunque puede también que no lo fuera hasta el siglo XVII. En el siglo XIX, se convirtió en símbolo de los judíos en general.
Además, hay reproducciones judías y cristianas del hexagrama u otros motivos decorativos desde épocas antiguas, y, más tarde, en el arte islámico. En el siglo XIII, el motivo pasó, de copias de la Biblia efectuadas en países islámicos, a manuscritos hebreos en Alemania y España. En este último país, hasta el siglo XIII los judíos conocían el hexagrama con el nombre de Sello del rey Salomón; del XIII al XV, se utilizaron ambos nombres indistintamente. Sólo en un momento posterior, se impuso en las comunidades askenazitas el término Estrella de David, mientras que el Sello del rey Salomón quedó identificado con el pentagrama.
Por último, el hexagrama y el pentagrama aparecen por primera vez en mezuzot (rollos con pasajes bíblicos que los judíos ponen en las jambas de las puertas) y, posteriormente, en distintos talismanes. Los dibujos mágicos del hexagrama y del pentagrama se conocen como sellos, de acuerdo a la idea de que la persona se sella a sí misma con estos signos para protegerse de los espíritus dañinos. Este término está ligado a la leyenda que refiere que el rey Salomón controlaba a los demonios por medio de un sello anular especial en el que estaba grabado el Tetragrama al que se le añadía el nombre secreto de Dios. El sello no tenía más que un poder: el de proteger de las fuerzas malévolas.
Es posible que el hexagrama sirviera de símbolo del Templo en una fase temprana de su desarrollo. Un dibujo judío del siglo X constituye el ejemplo más temprano de la conexión que hay entre ambos símbolos; no sabemos si sus orígenes en la tradición judía son anteriores, o si reflejan una influencia del arte islámico. En España, a partir del siglo XIII, encontramos libros judíos religiosos decorados con Estrellas de David que a veces sirven de colofón en libros escritos en micrografía. El hexagrama había surgido antes como elemento decorativo que se utilizaba para rellenar espacios o para marcar la división entre capítulos en manuscritos hebreos y arameos. En algunos manuscritos hebreos procedentes de España, aparecen dibujadas Estrellas de David junto a los versículos que hablan de la nostalgia por retornar a Sión.
Se creía que estos dibujos mágicos protegían a su portador del influjo de demonios y espíritus maléficos, o simplemente de la mala suerte. También era frecuente grabar el Sello en los marcos o dinteles de la puerta de entrada a las viviendas o en los escalones de las escaleras, con ese mismo carácter protector frente a los espíritus o ante posibles incendios.
Pero el uso mágico o esotérico de este símbolo no termina aquí. Tuvo también una gran importancia en la práctica y la iconografía alquímica, siendo representado en numerosos trabajos sobre la Gran Obra como emblema del fuego y el agua. La masonería también cuenta entre sus símbolos con el hexagrama, que aparece plasmado en motivos decorativos de las logias, así como en objetos y obras de arte de cariz masónico.
Os dejo con unas cuantas imágenes de ejemplo. Por cierto, la imagen que abre esta entrada procede de un manuscrito medieval y representa a un breuer (un cervecero alemán). El Sello de Salomón tenía para este gremio, al parecer, un simbolismo alquímico relacionado con el proceso de creación de la cerveza. Quién lo iba a decir :)
Sello de Salomón en la fachada principal de la catedral de Burgos.

Balcón en Salamanca, con decoraciones realizadas a base de estrellas de David.

Dos representaciones del Sello de Salomón en la puerta de una mezquita en Túnez

Sello de Salomón acompañado de símbolos, en la fachada de un templo masónico en Edimburgo (Escocia).

2 comentarios:

  1. Me encantó esta entrada. Interesantísima.

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  2. Me alegro de que te haya gustado Lucía, de sobra es conocida tu afición por este símbolo en especial. Bienvenida a este blog y espero que futuras entradas te gusten incluso más que esta.

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